¿Son peligrosos los Videojuegos? ?
¿Qué efectos tienen los videojuegos en nuestro cerebro, en nuestra conducta y en nuestra salud?
En más de una ocasión se ha argumentado que los videojuegos afectan la salud mental de los jóvenes al grado de generar violencia. Incluso existe la leyenda de Polybius, un misterioso juego de los años 80 que supuestamente causaba adicción, alucinaciones y pesadillas. Y aunque no hemos jugado Polybius, todos hemos jugado videojuegos con algún grado de violencia... y hemos sentido el gusanito de la adicción.
¿Qué es un videojuego?
Un videojuego es una actividad electrónica que tiene una función recreativa y con la que podemos interactuar a través de una interfaz visual o audiovisual, normalmente una pantalla, y un dispositivo de entrada, o “control”.
No se puede generalizar y decir que todos los videojuegos tienen los mismos efectos: como toda forma de entretenimiento, los juegos de video pueden tener muchas mecánicas de interacción y contar cualquier tipo de historias. Pueden ser de muchos géneros: los hay de peleas, de aventuras, de acertijos, de guerra y muchos más.
Efectos
Y, según la ciencia, ¿qué efectos tienen los videojuegos en nuestro cerebro? Primero las buenas noticias.
Los estudios científicos han encontrado que jugar videojuegos, especialmente los que requieren reacciones rápidas, a largo plazo son como un entrenamiento que integra en el cerebro las funciones sensorio motoras con las de la atención, resultando en habilidades mejoradas de psicomotricidad fina.
Aquellos juegos que involucran movimiento de un personaje en un escenario, aunque sea sólo para dispararle a zombies, estimulan las funciones viso–espaciales, mejorando las habilidades de orientación. Incluso se ha registrado crecimiento del hipocampo derecho, relacionado con memorizar lugares y rutas y también recordar acontecimientos peligrosos. Los videojuegos de acertijos lógicos estimulan el córtex entorrinal, vinculado con el razonamiento espacial y la formación de memoria.
El efecto más apoyado por la evidencia es la mejora de la atención: los jugadores experimentados han mostrado un desempeño aumentado en atención selectiva, atención dividida y atención sostenida.
Pero esto de la atención viene con truco: los neuropsicólogos distinguen dos grandes formas de atención: la atención activa, es la habilidad para seleccionar y enfocarnos en lo que es importante en un momento dado, manteniendo un esfuerzo mental para no distraernos. Leer un libro, resolver un problema, requieren de nuestra atención activa. La atención pasiva, es más involuntaria y más fácil y responde a estímulos como luces brillantes, ruidos fuertes o eventos sobresalientes. Muczhos videojuegos suelen estar diseñados para capturar nuestra atención y provocar una respuesta usando exactamente esos estímulos. Por lo tanto, entrenan la forma de atención que no está vinculada con el desempeño escolar o profesional. De hecho, algunos estudios relacionan el uso prolongado de videojuegos con un menor control cognitivo y una reducción de ciertas formas de atención.
Al capturar nuestra atención y premiar nuestras reacciones a los estímulos que nos ofrece, un videojuego apela a nuestro sistema de recompensas, especialmente el bucle de ganglios-tálamo-cortical cortico-basal. Simplificando: jugar provoca la liberación de dopamina, lo que te estimula para jugar más. Esto no tiene nada de malo: lo mismo pasa con otras actividades placenteras, como comer o jugar un deporte. El problema es que se puede volver una adicción.
Las personas con este desorden presentan alteraciones neurológicas similares a la adicción a una droga.
Se han llegado a dar casos muy dramáticos: en Taiwán, Chen Rong-yu, después de jugar League of Legends por más de 23 horas seguidas, el frío y la falta de movimiento agravaron su condición cardíaca y murió.
Otro riesgo de no moverse por mucho tiempo es la trombosis: hay algunos casos de videojugadores que no se mueven por días, y llegan a generar coágulos en sus arterias que les causan la muerte.
Menos dramáticos, pero también peligrosos, son los riesgos de desarrollar dolor de espalda o lesiones en los tendones de los dedos y manos. Pero aunque hay que ser cauteloso, no tengas miedo: jugar mucho no te vuelve adicto automáticamente. Al parecer, como con otras adicciones, la de los videojuegos está relacionada con predisposiciones emocionales y sociales.En todo caso, es importante limitar las horas que pasas jugando.
¿Jugar videojuegos violentos puede generar violencia?
Los estudios indican que, jugar videojuegos puede aumentar momentáneamente los niveles de agresividad pero no tanto como ver programas violentos de televisión.
Aunque algunos asesinos y terroristas jugaban videojuegos, ningún estudio ha indicado que videojuegos violentos sean causantes de actos violentos. De hecho, los países con más uso de videojuegos no son los países con más muertes violentas: la correlación es prácticamente cero. Lo que sí sucede es que la exposición constante a contenidos violentos puede volverte menos sensible a percepciones de violencia en periodos cortos.
Algunos investigadores proponen la hipótesis de que los videojuegos violentos incluso pueden tener un efecto de catarsis. Juntarte online con tus amigos a volar en pedazos algunos monstruos virtuales puede bajar tu nivel de estrés. Y no hay riesgo de que confundas lo virtual con lo real.
Disfrutar de los juegos de video puede ser una buena manera de distraerse e incluso de socializar al conectar con personas que comparten tu afición, pero pasarse demasiadas horas ahí puede ser síntoma de que tienes problemas en otra área y puede evitar que desarrolles mecanismos de defensa más saludables, y que encuentres apoyo en amigos y familiares cercanos, e incluso que descuides tu vida escolar o profesional.
En resumen: si no descuidas la escuela ni la actividad física ¡goza de los videojuegos con moderación y explora su diversidad! A menos que te encuentres con Polybius, el juego que puede perturbar tu cordura.
¡CuriosaMente!