¿Por qué tantos aman el futbol? ⚽

¿Qué tiene el Fútbol que le gusta tanto a tanta gente?

Ya desde la grecia clásica, el poeta Jenófanes se quejaba:

JENÓFANES: “¿Cómo es posible que a los atletas se les den los honores y premios que merecerían los sabios? No por ganar un juego la ciudad será mejor gobernada”.

Hasta la fecha, pareciera irracional que un juego, aparentemente intrascendente, pueda levantar ardorosas pasiones.

¿Qué pasa en el cerebro de un aficionado?

Los estudios han demostrado que, mientras mira un juego, se encienden en el espectador las “neuronas espejo”, las células nerviosas que se activan por igual cuando ejecutas una acción que cuando observas cómo otro la ejecuta. Este proceso provoca que “te pongas en los zapatos” de los jugadores y experimentes lo que ellos. Entonces, cada que un jugador de tu equipo mete un gol, se activan las neuronas espejo, el hipotálamo y el área tegmental ventral producen dopamina, ¡y sientes una placentera recompensa, como si tú mismo hubieras metido el gol! Esta experiencia es adictiva, por lo tanto buscamos repetirla una y otra vez… Y otras hormonas entran en juego: testosterona, adrenalina, cortisol y oxitocina, por ejemplo. Este efecto se llama “gratificarse con la gloria reflejada”: hay un vínculo entre el desempeño de nuestro equipo y nuestra propia autoestima.

De hecho, hay estudios que demuestran que los fans de equipos que acaban de ganar se sienten más seguros confiados en sus propias habilidades (aunque no sean deportivas) que los fans de equipos que acaban de perder.

Mucha gente reporta que le gusta ver deportes porque constituye una manera de escapar momentáneamente de la realidad: quienes tienen una existencia aburrida, buscan algo emocionante, y quienes viven en continua tensión, algo que los relaje: en ambos casos, el hecho de que el resultado no tenga mayores consecuencias en su vida ¡es parte del atractivo!

Eustress

Lo curioso es que ver un partido donde “le vas” a un equipo realmente no es relajante, sino más bien estresante. Pero estresa de una manera placentera llamada “eustress” por los especialistas. Es una forma de excitación que más se disfruta mientras más cerrada sea la competencia.  

¿Por qué le echamos porras a la mitad de los jugadores que están en la cancha y abucheamos a la otra mitad?

Es curioso porque, en los deportes actuales, los jugadores cambian de equipo con frecuencia y muchas veces ni siquiera son de la localidad. Lo único que permanece constante son los colores del uniforme. Entonces, como dice Jerry Seinfeld, no estamos apoyando a los jugadores ¡si no a la ropa que usan! Bueno, aquí ya entran en juego factores familiares, sociales, y culturales, todavía no muy bien estudiados, pero que tienen que ver con nuestra identidad: nos sentimos cercanos a quienes representan nuestro lugar de origen o a la gente con la que nos relacionamos. Nos seduce la idea de pertenecer a algo mayor que a nosotros mismos.

Brian Phillips dice: “los deportes son como la música, la literatura o el cine: por cierto tiempo nos pide que renunciemos al control de nuestras emociones, que sintamos lo que nos haga sentir.” Y, como cuando vemos una película, siempre buscamos con quien identificarnos. 

La identificación puede ser tan fuerte, que se ha comparado a la afición deportiva con la religión. El escritor uruguayo, y aficionado al futbol soccer, Eduardo Galeano escribió:  “En su vida un hombre puede cambiar de mujer, de partido político y de religión, pero no de equipo de fútbol.”

El psicólogo Daniel Wann afirma que, en efecto, hay muchas similitudes: en ambos hay devoción, rituales, himnos, reliquias… Tanto en la religión como en el deporte es común oír hablar de espíritu, entrega, sacrificio… Wann llega a afirmar que los deportes comerciales sirven a los intereses creados como una “anestesia cultural” que distrae al público de las cuestiones políticas importantes. Eso no significa que el futbol en sí mismo sea malo. El mismo Galeano, quien defendía la belleza y la alegría del juego, dice: “A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí. La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohibe la osadía.”

¿Por qué a tanta gente le gusta el futbol?

Todo lo que hemos hablado se aplica a cualquier deporte. Pero algo de especial tiene el futbol para ser el juego más popular del mundo, con más de 4 mil millones de aficionados. Algunos dicen que es porque es un juego rápido y agresivo, o porque involucra los pies, que son una parte del cuerpo poco apreciada. Lo más probable es que sea porque es muy accesible: aunque haya jugadores que ganen millones en gigantescos estadios, también lo pueden jugar felizmente un puñado de niños en la calle con una pelota parchada. Sin dejar que te distraiga de las cosas importantes, disfrútalo, súfrelo y, sobre todo, ¡juégalo! 

¡CuriosaMente!

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