¿La física cuántica puede sanarte?
Así como en el siglo XIX se hablaba de la mesmerización, ahora se habla de las "terapias cuánticas". Parece que las pseudociencias se quieren apropiar de la más reciente terminología científica, pero ¿Se puede curar con la física cuántica?
SANADOR: No importa si tiene usted cáncer, artritis o un severo caso de caspa en las cejas. ¡Todo es producto de un desequilibrio energético! ¡La ciencia lo confirma! Su cuerpo, su mente y el universo están entrelazados CUÁN-TI-CA-MEN-TE! La medicina cuántica no se conforma con llegar al nivel celular, sino que va al nivel más profundo de su ser: las partículas subatómicas. ¡Inscríbase en nuestro curso de terapia cuántica por sólo…!
¡Momento, momento!
Magnetismo
Antes de hablar de curaciones cuánticas, hagamos un paréntesis histórico y hablemos de curaciones magnéticas…
Allá por el siglo XVIII, cuando todavía no se sabía mucho del funcionamiento de los imanes, a un médico llamado Franz Anton Mesmer, creyendo que los imanes actúan sobre los objetos metálicos de manera similar a como los planetas interactúan entre sí, se le ocurrió que: Existe un fluido sutil que atraviesa todo en el universo, vinculando cada cosa y cada ser vivo en una relación mutua y armónica.
Así que empezó a usar imanes para intentar curar a las personas de TODO tipo de afecciones. Muchos decían sentirse mejor. En determinado momento incluso dejó de usar imanes y ¡obtuvo los mismos resultados! Lejos de admitir que los imanes eran un placebo, Mesmer afirmó: Es que poseo un “magnetismo animal” con el que puedo alterar el fluido magnético de los demás y curarlos de cualquier enfermedad.
Después de hacer espectaculares demostraciones en teatros, (y de no poder curar a una niña ciega) Mesmer fue investigado por hombres de ciencia: el famoso fluido no existía y el “magnetismo animal” era un invento. Lo dijo el Abate Faría: Si acaso hay algún efecto benéfico, es causado exclusivamente por la sugestión.
Mesmer tuvo que irse, completamente desacreditado.
La medicina cuántica
Los imanes ya no resultan tan atractivos para el público. Pero tenemos descubrimientos que incluyen términos científicos difíciles de entender, y que suenan fascinantes: entrelazamiento cuántico, colapso de la función de onda, niveles energéticos… ¿Qué tienen que ver con la medicina?
La verdad, muchas de las supuestas “explicaciones”, no son más que jerigonza sin sentido, como esta cita ¡no es inventada!: “La terapia de la medicina cuántica es la generadora de los cuantos de energía, capaz de penetrar en el organismo y desencadenar los procesos de re-polarización y resonancia, para mejorar las alteraciones en el paciente y así combatir la enfermedad.”
Textos como este pretenden embarullar al público impresionándolo con palabras que suenan científicas, ¡pero no dicen realmente nada! Otros escritos hacen afirmaciones francamente falsas, como que las células “emiten fotones”, por ejemplo.
Quienes defienden estas ideas comparten un supuesto: ya que los humanos estamos hechos de células, las células de moléculas, las moléculas de átomos y los átomos obedecen a la mecánica cuántica, debe ser posible mejorar nuestra salud influyendo sobre el comportamiento cuántico de nuestros átomos. ¿Y cómo alterarlo? ¿Cuentan los sanadores cuánticos con sofisticadísimas máquinas que los físicos desconocen y que actúan sobre todos y cada uno de los átomos de nuestro cuerpo? Y además ¿alterarlo en qué sentido? ¿Conocen los sanadores la ecuación de Dirac? ¿Tienen manera de modificar la distribución de probabilidad de posición de una partícula de acuerdo con la ecuación de Schrödinger?
La respuesta es simple: no. Pero no te preocupes: no hace falta saber de física para aplicar la sanación cuántica. Quienes creen en esto parten de la idea (científica, y aún discutida) de que es la observación lo que provoca el colapso de la función de onda, peeero interpretada algo así: Una partícula existe en todos los estados posibles, hasta que es observada y se colapsa a un sólo estado ¡Entonces es nuestra conciencia la que elige la realidad! Por lo tanto, tener pensamientos positivos, generará una realidad benéfica.
Es como decir que, cuando abres la caja del gato de Schrödinger, si realmente deseas que el gato esté vivo ¡Así será! Bueno, pues no es así: los “deseos” no juega ningún papel en la mecánica cuántica. Y si acaso la conciencia interviene de algún modo en el colapso, nadie sabe cómo. Además, los efectos cuánticos se cancelan unos a otros en objetos grandes que tienen muchas partículas, como cualquier célula de nuestro cuerpo.
Es cierto que la física cuántica sugiere que el universo (incluidos nosotros) está íntimamente interconectado. También es cierto que, para que suceda lo que queremos es necesario imaginarlo. Pero no basta imaginarlo: es necesario hacer algo. Y en el caso de la salud ese “hacer algo” significa cambiar nuestra alimentación, nuestros hábitos y tomar los tratamientos y medicamentos apropiados.
Lo peor es que hay charlatanes que se aprovechan de la desesperación de las personas con enfermedades graves, los estafan vendiéndoles tratamientos y talismanes cuánticos que, los dejan sin dinero y sin salud, poniendo en serio riesgo la vida. Todos los físicos que conozco van al doctor cuando se enferman, no con un sanador cuántico. Y si oyes de alguien que se “curó” siguiendo una terapia cuántica, recuerda las palabras del Abate Faría: Si acaso hay algún efecto benéfico, es causado exclusivamente por la sugestión.
¡CuriosaMente!