¿Cómo encontrar tu vocación?

¡Encuentra tu Ikigai! Puede ser difícil decidir qué estudiar y a qué dedicarse. Aquí te ofrecemos algunos consejos de orientación vocacional para que se the haga más fácil escoger tu carrera, oficio o profesión.

Decidir a qué estudiar o a qué dedicarte puede ser una tarea abrumadora ¿y si no elijo bien? ¿y si echo a perder mi vida? Afortunadamente no eres la primera ni la única persona que tiene estas preocupaciones, y en esta ocasión te ofrecemos las pistas que nos dan expertos y pensadores.

Según la filosofía

Ya los filósofos griegos se preguntaban ¿qué significa llevar una buena vida? Para Sócrates la respuesta está en encontrar el equilibrio entre el placer y la sabiduría. Para Aristóteles la felicidad se alcanza cultivando la virtud y el conocimiento.
ARISTÓTELES: “La felicidad, cosa divina, la obtenemos por la práctica de la virtud, mediante un largo aprendizaje o una lucha constante. Y añado que ella es, en cierta manera, accesible a todos."

Y para Lao Tsé, filósofo chino, una buena vida es la que está en sincronía con el universo y la naturaleza, una vida que fluye como el agua, adaptándose a las circunstancias. 

En nuestros tiempos, un factor importante para llevar una buena vida y sentirnos felices es nuestra profesión, a la que seguramente le dedicaremos una buena parte de nuestro tiempo y esfuerzo a través del estudio y del trabajo.

Vocación

La palabra “vocación” viene del latín “vocatio”, que significa “llamado”, y hace alusión a la invitación divina que ciertas personas perciben para dedicar su vida a la religión, posiblemente renunciando a los roles heredados por su posición social. Sólo más tarde el término “vocación” se expandió para incluir también el llamado hacia ocupaciones no religiosas. Y es que no siempre ha existido la posibilidad de escoger a lo que uno quiere dedicarse. En la Edad Media, por ejemplo, la estructura social era rígida y lo más probable era que te dedicaras a lo mismo que se habían dedicado tus padres. Con los cambios sociales y económicos que vinieron después (como la democratización de la educación y el desarrollo tecnológico), vino una mayor libertad para elegir profesión… y también vino mayor desorientación. 

Orientación vocacional

Por eso, a finales del Siglo Diecinueve, Frank Parsons acuñó el concepto de “Orientación Vocacional” y puso la primera oficina dedicada a esa práctica en Boston. Frank fue ingeniero, profesor, abogado, economista y hasta reformador social, así que debía saber algo sobre elegir carrera. En su libro “Elegir una vocación” hace recomendaciones para los y las jóvenes que están por iniciar su vida profesional, entre las que destacan las siguientes cinco:

  1. Aprópiate de tu proceso. Es mejor escoger una vocación que simplemente buscar trabajo.

  2. Pregunta. El consejo y experiencia de personas mayores que ya hayan pasado por lo mismo, o profesionales de la orientación vocacional es muy útil. 

  3. Investiga. Antes de elegir, conoce todas las opciones académicas que tienes y también las que existen en el mercado laboral.

  4. Conócete. Elige tu vocación haciendo un autoanálisis profundo y honesto. Esto debe incluir el reconocimiento de tus habilidades, tus preferencias y tus limitaciones.

  5. Escríbelo. Dado lo importante de la decisión, vale la pena hacer el ejercicio de sentarse y poner todas estas consideraciones en papel.

Parsons animaba a la juventud a aprovechar ese periodo de crecimiento cultivándose y desarrollándose para llegar con buena preparación al mundo del trabajo. Como paréntesis: su libro, publicado en 1909, está mayormente dedicado a los varones y tiene un capítulo llamado “trabajos para mujeres” donde enlista ocupaciones como “lavar ropa”, “cuidar animales”, “profesora” y varias labores artísticas… menos mal que esa lista se ha ido expandiendo a últimas fechas, aunque aún hay trecho por avanzar.

¿Cómo hacemos para encontrar nuestra vocación?

El concepto japonés ikigai nos ofrece un camino. Ikigai significa literalmente “lo que da valor o motiva la vida”, y podría traducirse como “propósito” (aunque no es la mejor traducción: más adelente te diremos por qué).  El explorador y autor Dan Buettner señala que tener un ikigai es lo que hace que las personas no piensen en retirarse aunque sean de avanzada edad ¡tanto es lo que disfrutan su trabajo! Incluso sugiere que este sentido del propósito es un factor importante en el hecho de que los habitantes de Okinawa vivan más y mejor que en otras partes del mundo. Y hay estudios que muestran que, si tienes un ikigai puedes vivir más y tienes menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.  La psiquiatra Mieko Kamiya escribió sobre el ikigai que, cuando tu propósito es diferente a aquello a lo que realmente le dedicas tu vida, tienes más propensión de sufrir neurosis, ansiedad y depresión. 

Una manera de encontrar tu ikigai es encontrar la actividad que esté presente en todos los siguientes conjuntos:

  1. ¿Qué es aquello que realmente me gusta? Haz una lista de las actividades que disfrutas y que realizas sin sentir que son una imposición o una obligación.

  2. ¿Qué es aquello para lo que tengo aptitud? Enlista aquí sólo aquellas actividades para las que tengas talento o una habilidad que creas poder desarrollar.

  3. ¿Qué es aquello por lo que podrían pagarme? Piensa en ocupaciones en las que podrías ganarte la vida.

  4. ¿Qué es aquello en lo que podría hacer una diferencia? ¿Qué necesita el mundo? ¿Hay alguna causa que te interese hacer avanzar? 

Lo que haya quedado en la conjunción de estos cuatro grupos, ese es tu ikigai

¿Puedo cambiar de propósito?

Nos gustaría que te quedaras con la idea en general, y también con la noción de que tu “propósito” no necesariamente es algo fijo: tanto tú como el mundo pueden cambiar ¡y eso está perfectamente bien! Por lo mismo ¡no te angusties si no encuentras tu vocación de inmediato! Quizá estás en un momento en el que te sientes presionado por elegir carrera y ninguna cumple con todas las condiciones. ¡No te preocupes! Lo que elijas estudiar no necesariamente será a lo que dediques tu vida entera. Escoge aquella que cumpla con más prioridades y, si después descubres algo que llene más tus aspiraciones, tienes todo el derecho de cambiar. Y, de pilón, nada de lo que aprendas se desperdicia: seguramente los aprendizajes de tu primera elección te serán útiles en el resto de tu recorrido profesional.

Por último, cuando decimos “propósito” no necesariamente nos referimos a una meta, o a un supuesto “destino” que hay que alcanzar, sino más bien a algo parecido a la “chispa” que se menciona en la película Soul: eso que te hace levantarte por las mañanas y desear actuar en el mundo. La vida es como una melodía, o como una danza: su propósito no es llegar a un final, sino disfrutar todas las notas y los pasos mientras los estamos realizando. Y dedicarle tiempo a pensar en tu vocación es apostarle a que esas notas y esos pasos armonicen tus deseos, tus habilidades y el servicio a tu comunidad ¡y que los disfrutes más!

¡CuriosaMente!

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