¿Qué son los escalofríos, los bostezos, la risa, el llanto y el hipo?

¿Por qué lloramos?, ¿Qué son los bostezos?

El llanto
De todos los animales que son capaces de sentir tristeza, somos los únicos que lo demuestran echando agua por los ojos. Verás, hay tres tipos de lágrimas: las basales, que mantienen la córnea lubricada todo el tiempo; las reflejas, que salen para evitar irritaciones como cuando cortas cebolla o te picas un ojo y las emocionales, únicas en los humanos. Éstas últimas, además del agua, aceites y un tipo de gel llamado mucina, liberan químicos como la hormona corticotropina, que se acumula después de períodos prolongados de estrés y la leucina-encefalina, un analgésico natural que reduce el dolor y mejora el buen ánimo. Aunque no hay un acuerdo generalizado entre los científicos acerca del propósito del llanto (algunos enfatizan su importancia como modo de comunicación), es cierto que la mayoría de nosotros nos sentimos mejor si, después de un suceso doloroso, echamos “una buena llorada”.

El bostezo
Todos los vertebrados bostezan de forma espontánea, incluyendo serpientes y lagartos.Parece increíble que esta reacción tan común aún siga siendo un misterio para la ciencia. Debido a que suele sucedernos cuando estamos cansados o somnolientos, algunos estudios señalan que su función es deshacerse del dióxido de carbono acumulado y llenarnos de oxígeno. Otro estudio más reciente indica que el bostezo ayuda a enfriar el cerebro que, como las computadoras, puede sobrecalentarse. La característica más misteriosa del bostezo es su “contagiosidad”. Nadie sabe por qué, pero está comprobado que ver bostezar a otros, especialmente si son nuestros parientes o amigos, provoca que nos den ganas de ¡aaajuuum!... bostezar… Por eso los científicos piensan que bostezar cuando otros bostezan es un signo de empatía y una forma de vinculación social. ¿Tú también acabas de bostezar?

Hipo
El hipo ocurre cuando el diafragma, el músculo que controla los pulmones, se contrae de forma repentina provocando una inspiración de aire rápida y se nos cierran de repente las cuerdas vocales, produciendo el característico ¡Hic! Puede ser causado por comer o beber demasiado rápido, o por algún estado emocional alterado.¿De dónde viene? Como sólo nos da a los mamíferos, y los bebés lo presentan más que los adultos, una hipótesis dice que es parte de un reflejo que busca sincronizar el acto de succionar leche con la respiración. El hipo nos ayudaría, como bebés, a expulsar el aire que se va al estómago, provocando un eructo y evitando cólicos. Otra hipótesis dice que es un reflejo heredado de nuestros antepasados anfibios. Los renacuajos respiran usando un mecanismo muy similar al hipo. Siendo fetos este mecanismo se nos desarrolla mucho antes que el de la respiración pulmonar. ¡Podemos tener hipo antes de poder respirar!

La Risa
Esta reacción sería tema para un episodio completo. De hecho se han escrito libros acerca del humor intentando explicar por qué reímos. Una de las hipótesis es que reímos cuando, después de haber recibido e interpretado un conjunto de información, un nuevo dato nos hace reinterpretar todo lo anterior de manera repentina y sorprendente. Como cuando nos cuentan un chiste y la frase final nos hace entender toda la historia de manera diferente a lo que esperábamos. Otra hipótesis es que la risa surge al notar que algo que parecía muy peligroso resulta sin consecuencias: ver que alguien se cae y se rompe un brazo no nos causa gracia a la mayoría. Pero si esa persona no sufre daño y se levanta preocupado porque nadie lo haya visto, puede provocar risa.Lo cierto es que la risa libera endorfinas, sustancias que recompensan a nuestro cerebro reduciendo el dolor. La risa mejora la circulación de la sangre, reduce las hormonas que causan estrés y hasta mejora la producción de anticuerpos, lo que la hace una actividad de lo más saludable. 

Escalofríos
Esa curiosa sensación de que “se nos pone la piel chinita” o “de gallina” cuando nos da frío, sentimos una fuerte emoción o, a veces, nomás porque sí, se llama “reflejo pilomotor”. Nuestro cuerpo, como el de la mayoría de los mamíferos, está cubierto de pelo. Cada vello de nuestra piel está alojado en una estructura de la piel llamada folículo piloso, y éste está conectado al músculo más pequeño de nuestro cuerpo: el músculo piloerector. Este músculo reacciona automáticamente y sin nuestra aprobación ante la presencia de adrenalina: la hormona que se libera cuando algo nos asusta o nos emociona.
        Los científicos creen que este reflejo es un vestigio de nuestros ancestros más peludos: erizar el pelo les permite a otros animales conservar mejor el calor cuando hace frío, y, ante una situación de peligro, parecer más grandes y amenazadores, como lo hacen los gatos. A nosotros no nos es muy útil, pero nos queda esta reflejo o “respuesta vestigial” y esa sensación que activa los también llamados “músculos horripiladores”. Por cierto, la palabra “horripilante” viene del latín y significa “que eriza los pelos”.

¡CuriosaMente!

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