¿Por qué hay guerra en Siria?
UPDATE ABRIL 2017:
Últimamente nos llegan muchas noticias acerca de eventos relacionados con Siria: bombardeos, ataques terroristas, migrantes… pero saber por qué pasa todo eso es difícil de entender.
Posición estratégica
Esta región, antiguamente conocida como Mesopotamia, fue el origen de la civilización y ha estado en conflicto desde tiempos ancestrales: su posición es estratégica para el comercio desde los tiempos de los fenicios y después con Marco Polo y la ruta de la seda. En la actualidad, es el comercio del petróleo el que mueve a los grandes intereses económicos.
Antecedentes
Este es el Imperio Otomano, que existió desde la Edad Media hasta la Primera Guerra Mundial cuando perdió la guerra. Dos de los países ganadores lo dividieron. El Reino Unido se quedó con lo que hoy es Irak y Palestina, y Francia dominó a Líbano… y a Siria. Rusia también quería su pedacito, pero como la dejaron fuera hizo públicos estos acuerdos, que eran secretos. A los gobernantes de esos países les dijeron que los iban a ayudar a formar un Estado Árabe unificado… pero no era cierto.
30 años después, cuando termina la Segunda Guerra Mundial, los europeos salen de la región. Se funda Israel, hogar para los judíos (que no tenían país). Esto es fuente de continuas tensiones. Mientras tanto se funda Baaz, un movimiento no religioso que intenta lograr el Estado Árabe que tanto se añoraba.
Para los años 70, Baaz toma el poder en Siria. El presidente Hafez al-Assad trae progreso, pero se queda 30 años en el poder a fuerza de reprimir a sus adversarios. Cuando muere, lo sucede su hijo Bashar al-Assad, quien empieza con buenas promesas pero, ante las exigencias democráticas de la “primavera árabe” mata y encarcela a miles de personas. El pueblo sirio está enojado.
Actualidad
El pueblo sirio es en su mayoría seguidor del Islam, pero bajo diferentes denominaciones. La mayoría son suníes, pero los que gobiernan son chiítas, lo que enoja aún más a la mayoría. Aquí es donde empezó la guerra civil siria, que ha provocado que cientos de miles de personas salieran de la zona buscando asilo en otros países y ocasionando la crisis de refugiados en Europa.
Al-Assad cuenta con el apoyo de Rusia y China, mientras que los rebeldes son apoyados por Francia y Estados Unidos, a través de sus países aliados Catar y Arabia Saudí. Para complicar más las cosas, y he aquí lo importante, los rebeldes no son todos iguales: los hay de varias intenciones. Entre ellos se encuentran los radicales Al-Nusra y el Estado Islámico en Siria e Irak, conocido como ISIS. Ellos quieren también un Estado Árabe Unificado, en su caso un Califato, pero bajo una extrema regulación religiosa que, entre otras cosas, destruye monumentos y templos que no les parecen adecuados, expulsa y asesina cruelmente a todos los que no crean lo mismo que ellos, y ahora controlan ya varias ciudades y le han declarado la guerra casi al resto del mundo. A la fecha han derribado un avión ruso y fueron los responsables de los ataques a París que dejaron 130 muertos. Se financia por la venta de petróleo, la extorsión y los impuestos que cobra a la población y gracias a que tiene aliados en Arabia Saudí, Kuwait y Catar, a quienes les interesa que no prospere ningún intento democrático como el que sucedió en Túnez.
El Estado Islámico ha crecido porque se aprovecha del resentimiento de la población por la ocupación de Estados Unidos y los ataques franceses. Mientras tanto, mientras unos pelean por el control económico, político y religioso, los que sufren son los civiles que, en Francia y en Siria, sólo quieren vivir en paz: Según la ONU, 220,000 civiles han muerto en el conflicto y por lo menos 1000 de ellos por los bombardeos de Estados Unidos y Rusia.
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