¿Los animales tienen derechos? Con Kate del Castillo
¿Los animales piensan? ¿Sienten? ¿Tienen conciencia? ¿Deben tener derechos legales? Kate del Castillo, vocera de Animal Heroes, nos acompaña a hablar de estos temas.
Con frecuencia sabemos de perros y gatos que son lastimados, mutilados o torturados.
Primeras ideas
La relación que los humanos hemos tenido con los animales ha cambiado en cada época. En un principio nuestra interdependencia era muy clara: los humanos nos sentíamos parte de la naturaleza y los animales podían ser tanto nuestro alimento como nosotros el suyo... incluso ser admirados como dioses. Pero cuando alcanzamos cierto nivel tecnológico nos empezamos a sentir superiores.
En la antigua Grecia, por ejemplo, Aristóteles decía que los animales carecían de toda razón y, por lo tanto, cualquier derecho. Por otro lado, el filósofo Teofrasto afirmaba:
“Los animales pueden pensar, percibir y sentir como los humanos. ¡Me niego a comerlos!”
Por su parte el libro del Génesis cuenta que Dios declaró:
“Que el hombre tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.”
Esto se podría interpretar como que deberíamos cuidar a los demás seres, pero la idea que prosperó por mucho tiempo fue que los hombres tenían permiso para hacer con la creación lo que quisieran. Durante la Edad Media llegó a haber leyes contra la crueldad hacia los animales, pero sólo porque representaba daño a la propiedad. Esta idea comenzó a cambiar.
Para filósofos como Descartes los animales no eran más que autómatas “sin mente, alma o razón”.
Moviemientos
Las primeras leyes para protegerlos surgieron en sus tiempos: 1635. Fue hasta el siglo XIX, en Inglaterra, cuando realmente empezó a crecer la preocupación por nuestros compañeros de planeta.
El movimiento por los derechos animales tomó fuerza en los años setenta del siglo XX, con la obra “Liberación Animal” del filósofo Peter Singer. En él, dice que todos los seres capaces de sufrir deben tener derechos. A esta capacidad de tener experiencias subjetivas, se le llama sintiencia. Los estudios han mostrado que todos los vertebrados son capaces de sentir dolor. Y muchos también experimentan emociones y diferentes grados de conciencia.
En 2010 un grupo de neurocientíficos firmaron la Declaración de la Conciencia de Cambridge. En ella se afirma que, según la evidencia, los humanos no son los únicos con los mecanismos neurológicos que generan conciencia: la pueden tener mamíferos, aves y al parecer, hasta los pulpos.
Sintiencia
Pero, más que la conciencia, lo importante es la sintiencia: la capacidad de los animales para sentir dolor y sufrimiento Eso debería ser suficiente para protegerlos. De hecho, ya hay legislación en muchos países que reconoce los derechos de los animales. Por ejemplo, en Austria está prohibido experimentar con simios. Las corridas de toros se han prohibido en todo el mundo excepto 8 países. En México, 31 estados tienen leyes que protegen a los animales.
Legislación
Hay mucha legislación al respecto que reconoce sus derechos...
Así es. Pero muchas personas no los respetan. Además, las denuncias son pocas y ni siquiera hay una estadística clara para saber cuántos animales son maltratados, abandonados o simplemente descuidados en alguna azotea. Los casos que llaman la atención son los de maltrato a los animales de compañía. Si las vacas y los cerdos poseen la misma sintiencia ¿por qué no nos indigna su maltrato?
Y hay una razón más para protegerlos: numerosos estudios psicológicos señalan que quienes son crueles con otras personas, como los asesinos psicópatas, han comenzado siendo crueles con los animales.
Ser insensibles al sufrimiento de los animales también nos insensibiliza ante el sufrimiento humano.
Por eso existe la iniciativa “Diez por los animales” que es una campaña de que busca la creación de la primera Ley Federal de Bienestar Animal en México. Entre los puntos que proponemos están:
Crear un registro nacional de animales de compañía. El 70% de los perros que se compran acaban en las calles. Este punto tiene el propósito disminuir la sobrepoblación canina callejera, que no sólo afecta a los animales, sino que provoca contaminación y accidentes. La clave para disminuir la sobrepoblación de animales, así como el maltrato que de ello deriva, es la regulación de la cría y venta, sumado al registro y a la esterilización.
También proponemos convertir los antirrábicos en centros de atención y rehabilitación animal.
Y mejorar las condiciones de vida de los animales usados en la industria alimentaria.
¡CuriosaMente!