¿Existen los fantasmas?
Todos hemos oído las historias de personas que han visto fantasmas, espectros, ánimas u otro tipo de apariciones. ¿Qué dice la ciencia? ¿Existen los fantasmas?
Entras a la casa abandonada. Desde que abres la puerta el escalofrío que recorre tu piel te indica una presencia sobrenatural. Lamentas haber aceptado el reto de tus amigos, pero no puedes pasar por cobarde, así que te internas más. El aire está frío como una tumba. Entre las sombras apenas se distinguen muebles desvencijados y telarañas. En el profundo silencio alcanzas a distinguir, no muy lejos ¿murmullos? ¿lamentos?. Hay algo que quizá no quiera que estés aquí. Un sonido crujiente… indica que se está acercando ¿pasos? ¿una mortaja arrastrándose? Tu corazón palpita con fuerza. Sudas frío. ¡¿Por dónde viene?! ¡Una puerta se cierra con violencia! Diriges tu mirada hacia allá y por el rabillo del ojo ves su silueta espantosa ¡No aguantas un segundo más y sales corriendo!
Afuera te esperan tus amigos: se les borra la sonrisa al ver tu rostro pálido. “¡Sí existen!”, les dices: “Yo lo ví. ¡Sí existen los fantasmas!”.
En otras culturas
La idea de los fantasmas está presente en todas las culturas del mundo. Ya desde el antiguo Egipto se acostumbraba darles ofrendas a los muertos para que no volvieran del más allá, de manera similar a como se hace el día de muertos en México. Entre los antiguos griegos había la costumbre de ponerles una moneda en la boca a los cadáveres, para que pudieran darle propina a Caronte, el barquero que cruza las almas al otro mundo.
Fantasmas famosos
La literatura y las leyendas tienen ejemplos de fantasmas famosos: el padre de Hamlet que volvió de la tumba para decir que lo asesinó su propio hermano. La Llorona, quien lamenta la muerte de sus hijos desde hace cientos de años. El Holandés Volador: el fantasma de un barco cuyo capitán se atrevió a desafiar la ira de Dios. Los fantasmas de Un cuento de Navidad de Charles Dickens o el graciosísmo “Fantasma de Canterville” que desde Inglaterra se frustra por no poder asustar a sus huéspedes norteamericanos.
Origen
Pero que el concepto esté tan extendido no significa que los fantasmas existan. Se piensa que la idea de un espíritu surgió porque, al morir lo más notorio que perdemos es la respiración. En latín, “spiritus” significa “aliento”, y “ánima” viene del latín “anemos” que significa “viento”. Así, se pensaba que ese hálito abandonaba el cuerpo y se iba a otro lugar… o se quedaba aquí.
¿Contacto fantasma?
La verdad es que nunca se ha comprobado la existencia de fantasmas. Figuras controvertidas como Madame Blavatsky promovieron las sesiones espiritistas en el siglo XIX y personajes importantes, como Francisco I. Madero creían que podían contactar con los muertos.
El escapista Harry Houdini siempre quiso contactar a su madre difunta, y en cada ocasión desenmascaró a los falsos mediums, descubriendo sus engaños. Él mismo, antes de morir, le dejó a su mujer una serie de palabras clave y le pidió que una vez muerto ella lo buscara a través de una medium. Entonces, el fantasma de Houdini le diría la contraseña y así su viuda podría comprobar que realmente se trataba de él. Ella lo intentó contactar por 10 años, pero nunca recibió el código. Hasta hoy, los magos conmemoran a Houdini con sesiones espiritistas cada 31 de octubre.
Explicaciones
Pero entonces ¿por qué sigue habiendo tanta gente que dice percibir fantasmas?
En algunos casos se trata, de plano, de alucinaciones causadas por monóxido de carbono o incluso por campos magnéticos naturales o generados por líneas de alta tensión, que al parecer afectan el funcionamiento de nuestro cerebro.
En el caso de la sensación de que “se te sienta el muerto”, o sea de que te despiertas pero no te puedes mover, es una condición neurológica llamada “parálisis del sueño”, que ocurre cuando la parte del sistema nervioso que controla los músculos tarda en reconectarse después de haber dormido.
Incluso un sonido de frecuencia muy baja puede causar sensaciones de miedo y tristeza inexplicables. Pero no hace falta estar “alterado” para ver fantasmas.
En la historia que contamos al principio…
Cuando entramos a la casa, el escalofrío lo causó el aire frío y húmedo del interior junto con el chirrido de la puerta. El “sentir una presencia” ya es una interpretación subjetiva.
La oscuridad es algo que naturalmente causa miedo en los humanos, por los peligros que pueden esconderse ahí. Eso agudiza nuestros sentidos: cualquier movimiento o sonido puede ser señal de peligro.
Los vecinos de la casa de al lado están hablando, pero no entendemos lo que dicen. Sus voces sordas nos pueden sonar como extraños lamentos.
Junto a la pared, un ratón busca comida. Puede sonar como algo arrastrándose. Nuestra capacidad de conectar dos acontecimientos separados entra en acción a partir de aquí. Cualquier cosa que suceda a continuación, la interpretaremos como parte de un mismo evento.
¡Se cierra la puerta! El espectro debe venir tras de nosotros. No nos fijamos que, como las ventanas están rotas, es muy fácil que se produzca ¡una ráfaga de viento.
El toque final son las luces de un auto que, al proyectar la sombra de las cortinas rotas sobre la pared, nos convence de que vimos una aparición. Esto se debe a que, en primer lugar, nuestra visión periférica (lo que vemos “con el rabillo del ojo”), es borrosa en cuanto a detalles, colores y formas, pero más sensible que la visión central cuando se trata de luces o movimiento. En segundo lugar, entra en acción la pareidolia: la capacidad de interpretar como figuras coherentes, especialmente rostros, lo que son formas aleatorias.
Todo lo anterior nos da un subidón de adrenalina y ¡patitas para qué las quiero!
En términos evolutivos, nos conviene más equivocarnos pensando que algo es peligroso aunque no lo sea, que pensar que algo no es peligroso y sí lo es. Nuestros ancestros tenían más posibilidades de sobrevivir si conservaban una buena dosis de miedo. Por eso, aunque ya sepas que los fantasmas no existen, lo más seguro es que la próxima vez que te encuentres en una situación tenebrosa, o te reúnas a disfrutar de una buena historia de terror ¡de todas maneras te asustes!
¡CuriosaMente!